jueves, 4 de febrero de 2010

LA REPÚBLICA QUE PROPONEMOS (VII)

La tercera República que proponemos, tiene como siguiente eje central la creación de un modelo de Estado federal, simétrico y solidario.

El federalismo es el único modelo posible con el que una realidad tan compleja y rica como es la de los pueblos que componen España, puede superar el difícil reto que la globalización neoliberal plantea para este siglo. Gracias a la consecución de este pacto libre entre iguales, se consigue conjugar el derecho al autogobierno con la unidad necesaria para hacer frente a los retos que plantea el capitalismo en el siglo XXI.

El gran reto que pretende alcanzarse a través del federalismo, no es otro que la construcción de un Estado que todos sus integrantes, naciones, nacionalidades, regiones, etc. convengan en asumir como propio sin reticencias, lo cual es inalcanzable con el actual modelo autonómico.
El federalismo es la forma que debe adoptar un estado moderno como el que queremos para la tercera República. Gracias a la fórmula federal, se podrá superar el localismo caciquil y el centralismo uniformador hoy impuestos, extremos desde los que fluctúan las relaciones de poder existentes en la actualidad y que no suponen mas que una traba para el progreso.
Con el modelo federal se podrá reconducir el debate a la verdadera contradicción existente en el sistema económico en el que actualmente vivimos: la contradicción entre poseedores y desposeídos, explotadores y explotados. La república federal es el marco idóneo para la reconducción del debate hacia esos términos, así como es el escenario perfecto para lograr la superación de dicha contradicción.
Los intentos de configuración de una España unitaria y centralista, han venido siempre de la mano de los borbones, desde que Felipe V así lo estableciera. Con el derrocamiento de la dinastía borbónica, España y sus pueblos podrán al fin hacer de su destino bandera común, sin ninguna restricción, desde la consolidación de un pacto libremente adoptado y unánimemente asumido.
Tal afirmación conlleva la defensa del derecho de autodeterminación, lo cual no implica apoyar la independencia de comunidades autónomas en las que, como Cataluña o el País Vasco, los «hechos diferenciales» están más acentuados.
Como propuestas concretas, planteamos la organización del Estado entorno a tres Administraciones territoriales: Estado federal, Estados federados y municipios, procediendo a la comarcalización de las provincias.
En la redacción de la constitución, es necesario que se recojan con claridad las atribuciones, competencias y financiación de cada una de las Administraciones que configuran el Estado republicano. Así mismo debe quedar clara la jerarquía ejecutiva, normativa, legislativa y judicial existente entre los tres poderes que gobiernan cada Administración. En defecto de estos principios de actuación y de relación entre las administraciones del Estado, será siempre de aplicación el principio de subsidiariedad.
El Estado federal y por ende sus instrumentos de política económica, fiscal y financiera, han de asentarse sobre el principio de igualdad entre las personas y los territorios, para así mantener y ampliar la solidaridad de las clases trabajadoras en contra de intereses y modelos asimétricos, particularistas o disgregadores.
Por ello el autogobierno debe tener unos límites claros que garanticen la cohesión social y el progreso económico y social, de tal modo que favorezcan la igualdad de oportunidades, derechos y servicios de los ciudadanos, independientemente del lugar en el que vivan. Por lo tanto se ha de garantizar:
Ø La unidad de los mecanismos de financiación de la protección social y la regulación del mercado de trabajo.
Ø Una fiscalidad homogénea, que con independencia de la gestión de cada parte, no permita la competencia fiscal a la baja.
Ø La existencia de mecanismos de solidaridad horizontal que hagan posible la igualdad en el derecho al acceso a un nivel medio de servicios públicos garantizado.
Con todo lo expuesto, se debe afirmar que, para que un territorio pueda acordar federarse para construir un nuevo Estado federado dentro de la república española, deberá asumir como propios los pilares sobre los que se levanta la república que proponemos.
En coherencia con el modelo de Estado que proponemos, el gobierno republicano deberá impulsar la transformación de la Unión Europea hacia la construcción de una Europa federal, que regida democráticamente, acepte la libre autodeterminación de los pueblos y estados que libremente han asumido formar como parte integrante de ella.

José Mª J. F.
(Publicado en El Insolente Nº 12)

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